Martes 02 de Agosto
Cielo nublado y tarde de mucho frio en esta pequeña pero agradable cuidad. Salía de rendir pensando en las respuestas del exámen, 1ª bien.. 1c floja, hasta que en un abrir y cerrar de ojos apareció Juan. Se estarán preguntando quién es Juan no? Digamos que es una pulga de un metro de altura (si! muy alto, lo mismo digo) cabellos castaños, piel trigueña pero reseca por el frio, ojos color miel. Vestía un yogin y un buzo, zapatillas negras llenas de aventuras, todo un lujo para alguien como el, pero lo mas lindo saben que era? su sonrisa con innumerables caries que le daban ese toque de picardía único!. Caminó por al lado mio, por lo que al verlo saludé muy tiernamente con una sonrisa,- Hola Juan! pero el no me saludó.. siguió de largo y se fue con sus amigos. Fue ese entonces cuando recordé la frase de la gran LATIFE: -¡»En esta casa los chicos no saludan a los viejos!! Y que feliz que eramos cuando lo decía! automáticamente se me vino al cuerpo esa sensación de alivio que sentía de chiquita cuando no tenía que saludar gente.. y ojo, no es por ser anti social, todos y absolutamente todos, fuimos víctimas de esas señoras mayores crueles a la hora de besar con la aterradora pintura roja que se quedaba impregnada en nuestros pobres cachetes.
Pero en aquella tarde y a diferencia de las tías densas, en este caso yo sabía todo era cuestión de tiempo. Que si me quedaba esperando rato, Juan iba a aparecer solito a saludarme. Al rato, llegó el colectivo y él con sus 6 hnos subieron como correcaminos en sus mejores estados físicos, se sentaron todos atrás y después de dos o tres chicas subí yo también. Una vez pagado el pasaje me dirigi hacia uno de los últimos asientos, me senté y nuevamente, en un abrir y cerrar de ojos ahí estaba Juan, parado al lado mio. Con sus ojos que te traspasan el alma y su pintita desfachada pero la más elegante para quienes que no limita los significados de las palabras a lo que dice el diccionario, me preguntó: Cuando nos vas a dar la merienda de nuevo?? Asi, paradito al lado mio me contó que había ido a mi casa el día anterior pero que yo estaba en clases! Por lo que viendo la agenda de ambos quedamos que nuestra próxima merienda sería aquel vienes próximo.
Generalmente en la mayoria de las historias siempre se deja lo mejor para el final, y por esta vez yo tampoco queria dejar de hacerlo por lo que lo anterior fue tan solo una simple introdución. En sus manos Juan tenía dos caramelos, sí si.. dos caramelos y de esos que son como bajados de cielo, de chocolate rellenos con dulce de leche (mmm…). Fue entonces cuando después de arreglar con mi amiguito el próx café con leche y nuestra conversacion desde mi ventana a la vereda de casa, me miró y me regaló un caramelo! si! me regaló uno de sus dos caramelos! Quizás.. para vos que estas leyendo un caramelo en tu vida pueda significarte poco o tal vez no te signifique nada, pero para mi fue un caramelo histórico, el caramelo más valioso que me regalaron en vida. Lo conocía a él, conocía a sus hnos más grandes.. La realidad de Juan lamentablemente es como la de muchos otros nenes en neustro país, Juan vive en la calle y cuando recibe algo automáticamente por ser uno de los mas chicos de 10 hnos, sus conquistas son robadas en un instante por ellos.. y si de plata o de dulces se habla se lo gastan o comen pasado -un segundo- , sufren hambre, frio y desprecio social.. e increíblemente, él, de sus dos caramelos, me regaló uno.. y fue mágico! Lo hizo poniéndolo arriba de mis apuntes y automaticamente salió corriendo.. jajajaja que original no?
Dos segundos después, y mirando la ventana.. un suspiro de esos que te recuerdan cuanto te queda por aprender, salía de mi alma y unas lagrimas corrian sobre mi rostro..
Que loca es la vida no? Como un nene de 6 años teniendo nada, te regala su TODO!
Gracias Dios por dejar que aprenda de él, gracias.
«A AMAR SE APRENDE AMANDO»
LATIFE 